Diario El Cronista Comercial

Nos encontramos hoy ante un escenario de fuerte transformación.  El negocio que nos trajo exitosamente hasta aquí no es, en esencia, el mismo que nos conducirá en adelante.

El avance exponencial de la tecnología provoca cambios continuos en la sociedad: nuevas formas de actuar y de interactuar para los consumidores y para las empresas.

Acompañando estos cambios (o a veces siguiéndolos), la forma de hacer negocios también se transforma. Las empresas, sin descuidar su presente, van hacia un futuro que se corre continuamente.

Es un “ir hacia”, un camino que vuelve a dibujarse a medida que se avanza. Es plantearse en todo momento que el negocio que nos trajo hasta aquí no es el mismo que nos llevará adelante desde ahora.

Los consumidores han modificado sus hábitos. Están más conectados e informados, son más digitales, más colaborativos. Pero también han modificado sus expectativas; por eso se muestran ágiles en la toma de decisiones. Y en esta situación tiene mucho que ver la movilidad de los límites porque los canales de acceso del cliente a la propuesta de valor de la empresa generan ruptura de las tradicionales fronteras como el horario, la disponibilidad y las restricciones geográficas.


La visión “aymará”
Para los aymará, un pueblo que habita en los Andes, el futuro espera atrás y el pasado se ve adelante. Buen ejemplo de distintas concepciones del tiempo.

Al contrario de lo que se consideraba un universal cognitivo entre los seres humanos -una metáfora espacial del tiempo basada en la orientación y locomoción de nuestros cuerpos, que sitúa el futuro adelante de uno y el pasado detrás – la etnia indígena en cuestión invierte los términos de esta abstracción: el pasado está adelante y el futuro queda atrás.

El análisis de los gestos ha puesto de manifiesto que los aymará indican un espacio detrás de ellos cuando hablan del futuro -apuntando directamente con el dedo o por encima del hombro- e indican un espacio delante de sí mismos al hablar del pasado – con sus manos y brazos más próximos al cuerpo para el presente o el pasado cercano y separados hasta toda la longitud del brazo para épocas antiguas. En otras palabras, usan gestos idénticos a los que estamos acostumbrados pero exactamente al revés.

Exteriormente, los indicios lingüísticos parecen claros: el idioma aymará utiliza «nayra», la palabra que significa «ojo», «frente» o «vista», para referirse al pasado, mientras que utiliza «qhipa», que significa «atrás» o «detrás», para referirse al futuro. Así, por ejemplo, la expresión «nayra mara» – que significa «año pasado» – reza literalmente «año adelante».

En una civilización que privilegia la distinción entre lo visto/no-visto y lo conocido/desconocido hasta tal punto que dispone una trama de requisitos «evidenciales» profundamente inscritos en su idioma, tiene sentido situar metafóricamente el pasado conocido delante, a la vista del hablante, y el futuro desconocido e incognoscible a la espalda.


La visión “resto del mundo”
Los aymará más jóvenes están reorientando su forma de pensar. Ahora, junto con el resto del mundo, tienen el pasado a sus espaldas y miran de frente al futuro.

Sabemos que el futuro, cuando se alcanza, se convierte en presente y tiene un nuevo futuro.

Sin embargo: ¿es el futuro el que viene hacia nosotros o nosotros los que vamos hacia el futuro? ¿No decimos acaso “el año que viene” o “cuando llegue la primavera”?

¿Debemos ser pasivos ante el futuro que viene o podemos transformarlo?


Pensar el futuro transformando el presente
El negocio no puede parar. Sabemos que tendremos que trabajar en múltiples frentes en forma simultánea, con bajo nivel de certeza asegurando la visión del futuro y gestionando las inversiones a realizar y la capitalización de resultados estructurales en el camino. Se trata de avanzar consistentemente en un enfoque evolutivo. ¿Cómo lo hacemos? Considerando, como siempre, un enfoque multidimensional y rigurosidad en la gestión del proceso de innovación o transformación.

Esto ya está ocurriendo; es integrador y transversal a todo el negocio, reescribirá las ventajas competitivas en el corto y mediano plazo, provocará cambios relevantes dentro de la organización y convivirá con las exigencias del negocio usual diluyendo las fortalezas del pasado (tamaño, presencia, market share). A partir de ahora, las diferencias serán establecidas por la claridad en la visión y la intensidad con la que se aborde la transformación.

Transformar es construir algo nuevo, algo distinto, a partir de nuevas capacidades, nuevas tecnologías, nuevas reglas. No se trata de enfrentar el futuro, se trata de crearlo.

 

Luis Bendersky CEO y Co-Fundador

Fabio Bendersky Director