Diario El Cronista Comercial

A pesar de que el tema ocupa un lugar cada vez más importante en la agenda organizacional, solo 61% de las compañías posee un responsable o un área específica de change management, según una encuesta de Paradigma.

Solo el 61% de las organizaciones tiene un responsable o un área específica de gestión del cambio, según una encuesta realizada por la consultora Paradigma. El principal desafío y gap está en que el 100% de los encuestados afirma que los proyectos estratégicos, en alguna medida, se implementan con soporte de change management. «Las empresas tienen procesos más complejos y que, además, se dan en simultáneo. El cambio llegó para quedarse. Pero no están muy desarrolladas las competencias de gestión del cambio. El resultado no termina coincidiendo con la propuesta y hay un gap que trae consecuencias negativas», explica Gustavo Calveiro, socio de Paradigma. Así, ve una dicotomía entre el querer cambiar a la organización y el cambio en las personas. «El foco tienen que ser las personas. Los líderes proponen acciones estructuradas y flexibles, lo que es complicado porque las personas no siempre reaccionan como se prevé», resume el desafío. La medición, aunque no sea exacta, es lo que permite mostrar que la gestión del cambio tiene un retorno concreto. «El análisis del impacto es comparar la situación actual con la futura, ver la brecha y plantear acciones», añade. En la mayoría de las organizaciones (34%), la función depende de RR.HH., seguido por Sistemas (22%), y tiene un promedio de antigüedad de 5,4 años.
Entre los drivers que impulsan a los proyectos que cuentan con soporte de change management, el principal son las implementaciones de sistemas, seguida de transformación de procesos, cambio organizacional y cambio cultural. La gestión se puede aplicar en innumerables situaciones a las que se enfrenta una compañía: mudanzas, proyectos nuevos, modificación de oficinas, relanzamiento de un área y la reorganización post M&A, entre otras. «Es clave la red de agentes de cambio, con diferentes roles, que se convierten en embajadores, comunicando, capacitando y dando soporte», explica Calveiro. Acá, el trabajo es detectar a las personas que responden a este perfil y unirlas al proyecto, porque se vuelven dueñas y contagian al resto de la organización. F.R.