Por Eduardo Azpiroz Costa, Socio

Me pregunto cuál es la diferencia entre una torre de control de un aeropuerto convencional y la de un portaaviones. Les pido disculpas a los profesionales y amateurs del sector que conocen y disfrutan del mundo de la aviación comercial, civil y militar.

A pesar de ser un lego de la aeronáutica, planteo una similitud entre los que operan una torre de control y quienes coordinan proyectos. Los “vuelos” y los “proyectos” poseen conceptos comunes: un objetivo, un inicio, un fin, los interesados (áreas y organizaciones impactadas), y que ambos se desarrollan en escenarios que requieren ser analizados y gestionados.

La operación de una torre de control de tierra la comparo con la gestión de proyectos en un escenario «tradicional» o “previsible”, mientras que la operación del portaaviones la asimilo con la gestión en un escenario “turbulento”. En los portaaviones las salidas y los arribos se desarrollan en intervalos más reducidos, los tiempos de vuelos son más cortos y la operación ocurre en una pista en «movimiento».

Operar en la turbulencia requiere modificar las dinámicas, las herramientas y el modelo de gobierno de las iniciativas y de la propia operación. Esta es la forma de ajustarse a una nueva condición que denominamos “agilidad” y que tiene atrás algo más profundo que son las “organizaciones ágiles”.

Las empresas ágiles se basan en los conceptos de liderazgo ágil, en la gestión de los flujos de valor, en el uso de la tecnología, en dinámicas organizacionales específicas, y en una estrategia y direccionamiento transversal a toda la organización.

A modo de ejemplo las organizaciones ágiles poseen una dinámica que puede parecerse a la siguiente:

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Pero volvamos a donde comenzamos. Las áreas que coordinan las iniciativas o las actividades de una organización (oficina de transformación, oficina de proyecto, oficinas ágiles, etc.) y la torre de control tienen varias cosas en común.

Dicen los que saben que una torre de control debe considerar tres conceptos fundamentales y con este preciso orden: la seguridad, el orden o la coordinación y la fluidez.

En las iniciativas que se ejecutan en una organización se deben contemplar protocolos como por ejemplo los de seguridad, para mantener resguardadas a las personas, el patrimonio, la información, etc. La coordinación será clave para poder asegurar el éxito del proyecto en términos de objetivo y presupuesto. Por último, la fluidez es fundamental para dar respuesta en forma ágil y entregar valor en forma continua.

Desde Paradigma asistimos a las organizaciones en el desarrollo de las dinámicas para trabajar sobre las personas, los flujos de valor y los proyectos que harán posible prepararse para un futuro que sigue estando en continuo cambio.

 

Por Eduardo Azpiroz Costa – Socio de Paradigma Sociedad de Soluciones – responsable de la práctica Program & Integration Management-.