Por María Lourdes Spotorno, Directora de Paradigma Sociedad de Soluciones
Para evolucionar y cumplir sus objetivos, las empresas deben poner a las personas en el centro, comprendiendo sus motivaciones y necesidades.
En un mundo que se transforma exponencialmente, la evolución de las personas y las organizaciones permite generar un cambio de comportamientos y alcanzar empresas más ágiles, colaborativas y atractivas en un entorno competitivo y desafiante. Para evolucionar y cumplir sus objetivos, las empresas deben poner a las personas en el centro, comprendiendo sus motivaciones y necesidades.
Cambiaron las personas. Tienen nuevas elecciones y prioridades, buscan que su propósito se integre y sea compatible con el de su organización, ya no es sólo trabajar en un lugar con posibilidades de crecimiento, desarrollo y un buen sueldo: quieren vivir vidas más significativas, y su trabajo es parte de eso.
Esta nueva realidad implica cambios en la forma de organizarse, relacionarse y trabajar. La clave para el éxito radica en crear una cultura que refleje y apoye estos valores, con herramientas y procesos integrados.
Organizaciones centradas en personas
Las organizaciones, para evolucionar, necesitan poner a las personas en el centro. Y cuando hablamos de evolucionar, hablamos de cumplir con los objetivos de negocios, con la estrategia que se proponen.
También hay muchas empresas, podemos decir la mayoría, que están atravesando un fuerte proceso de transformación digital. Más razón para que, para lograr su propósito, para cumplir sus objetivos, necesiten de estos nuevos colaboradores con deseos, expectativas, inquietudes e intereses renovados.
Y los líderes desempeñan un papel crucial al construir una visión y acompañar a los colaboradores durante todo el recorrido en la organización y brindarles una propuesta alineada al nuevo significado que el trabajo tiene para ellos.
Por eso hablamos de estas dos miradas. Por un lado, la evolución de la cultura organizacional y, por el otro, la evolución de las personas desde su realidad. Se necesita crear cultura mirando a esta nueva persona, porque ella necesita un lugar de pertenencia, sentirse parte.
Nos encontramos con un escenario distinto en el que, mientras las organizaciones definen y se adaptan a las nuevas formas de trabajo, las personas también cambian y le marcan el camino a la organización.
Nuevas formas de trabajo: ¿cuáles son los desafíos?
Consideramos varias dimensiones de cambio de una misma realidad que se interconectan, influyen, potencian o desaceleran la evolución o la transformación: cambian las personas, cambia la manera de organizarnos, la manera de relacionarnos, cambian los procesos y los lugares de trabajo.
Uno de los principales desafíos está en atraer, cuidar y desarrollar a los colaboradores, entendiendo sus motivaciones y alineándolas con la evolución del negocio y contar con líderes que inspiren, híbridos, orquestadores, flexibles, cercanos, conocedores del detalle relevante y próximos a los colaboradores.
Como «citizen» de la red internacional de consultoras independientes Nextcontinent, Paradigma participó en la realización de una encuesta entre 180 empresas de diferentes países. Se concluyó que el 77% de las empresas considera que las personas no alcanzaron el nivel de madurez más alto en el compromiso de trabajar en forma colaborativa.
Se presentan los desafíos de potenciar el uso de las herramientas colaborativas y gobernar la gestión del conocimiento, donde la fuga de talentos está implicando pérdida del capital de conocimiento. Necesitamos acompañar a nuestros colaboradores y clientes con herramientas que hablen el mismo idioma que ellos.
Se requieren procesos digitales, integrados y transversales, con inteligencia del dato desde los procesos. Mas del 80% de las empresas ha referido no contar aún con la totalidad de los repositorios integrados, únicos y accesibles.
En cuanto a los lugares de trabajo, los desafíos radican en resignificar los espacios en las organizaciones y darle sentido a ir a las oficinas; generar espacios más atractivos y preparados para la integración híbrida.
Somos seres sociales, y necesitamos vernos, conectarnos con el otro, la clave para las empresas es darnos el motivo y el lugar para integrarnos. Según la mencionada encuesta, una de cada cinco empresas no cuenta con las instalaciones físicas necesarias para llevar adelante, adecuadamente, reuniones híbridas.
¿Cómo abordar proyectos de cambio?
Empezamos poniendo en el centro a las personas, entendiendo sus motivaciones, necesidades y expectativas; considerando a colaboradores y clientes, así como a los objetivos de negocio, y desde ahí trabajamos en distintos ejes: herramientas, procesos y organización, competencias y comportamientos, cultura y la medición del programa.
¿Cuál es el primer paso? Entender dónde estamos parados como organización, siendo las áreas de Recursos Humanos las protagonistas de estos cambios.
La resignificación del trabajo es una oportunidad para conocer a nuestros nuevos colaboradores 2020, ¿Qué es lo que los motiva?, alinear el propósito de nuestra empresa al de quienes forman parte y evolucionar hacia organizaciones con una mirada centrada en el colaborador.
Abordar esta evolución cultural y de las personas dentro de las organizaciones nos permitirá generar un cambio de comportamientos y en la forma en que hacemos las cosas para potenciar y movilizar a la gente, construir juntos un propósito que inspire, evolucionar hacia una empresa más ágil y colaborativa, linkear nuestras conductas con los planes de negocio y, de esta forma, continuar siendo una organización atractiva.